domingo, 7 de octubre de 2012

Envidia cochina

La envidia uno de los siete pecados capitales, pero en esta ocasión no necesitare redención para purificar mi alma. Esta vez viene derivada por no poder participar en uno de los eventos que tenia bien señalado en mi almanaque ciclista. Mi salud me lleva marcando el terreno una temporada, ha llegado la fecha y detrás de las cintas me veo obligado a quedarme. Pero no dude ni un momento de cargarme con la cámara de fotos e inmortalizar a mis amigos, compañeros y rivales. Tenía que resarcirme de alguna manera. De cualquier forma me gusta ser partícipe de los acontecimientos ciclistas que ocurren dentro de mi alcance. Principalmente montado en bici y si por algún motivo ajeno a mi voluntad me es imposible montar intento colaborar con la organización en la medida de lo que sea posible. Pero mi espíritu no se queda repleto por completo, aunque empleo todas mis fuerzas en dar ánimos a todos los corredores nada puede ser parecido a descargar toda tu adrenalina dando pedales. Y es que no es correspondido el llevar una gran temporada y que se frene de manera involuntaria. Calculo que puesto puedo llevar mientras los veo pasar, ya he compartido otras carreras con ellos y más o menos me sitúo. Pero quizá el correr en casa me alzaría alguna posición. Es difícil de plasmar estos sentimientos cuando tanta ilusión se tiene por algo, son cosas de la vida. Este año no era el mío esta claro. Pero me queda pendiente y con un propósito de superación más grande si cabe. Mi cabeza echa humo y es que no concibe estar en paro, no me refiero al paro de tipo laboral que Dios me libre, sino de tipo lúdico. Ya pasaron todos por aquí, me voy a la meta a enterarme de cómo ha ido todo y felicitar a los ganadores. Que me cuenten las peripecias y los momentos más épicos de la carrera. Me satisface ver las caras de agotamiento y no es que sea un cabrón, pero me siento reflejado en otras ocasiones que he estado ahí. Son gente grande, cada uno con su propio reto. Nadie desprecia a nadie por su posición. El colegueo es de las cosas más grandes que genera este deporte. Las bromas de esta tarde ya se devolverán en la siguiente carrera, eso es buena señal. Quiere decir que por mal que se haya pasado hoy la inscripción de la próxima será segura. Ya en casa cada uno hace su propio juicio crítico y es que como cada uno nadie sabe mejor si podría haberlo hecho mejor. Puede ser que haya gente que ha ido racaneando fuerzas y al cruzar la meta le han sobrado y se lamentan. Pero como norma general todos satisfechos al haber estado a la altura de las circunstancias y fraguar una gran participación. Esto no tiene secretos si quieres hacer lo bien en la próxima, sal y monta pero sobretodo DISFRUTA. Publicado en Wallride Magazine nº 53.